En la actualidad, nos encontramos con una multiplicación creciente de opciones relativas a conferencias esotéricas, clases, charlas y otras actividades de grupo que se llevan a cabo en persona. Este es un hecho positivo en términos de permitir que una amplia gama de personas puedan reflexionar sobre asuntos espirituales. Cada uno de nosotros puede optar por participar en algunos de estos tipos de eventos grupales, especialmente los grupos de meditación durante el plenilunio.

in embargo, perseguir este tipo de actividad externa como un fin en sí mismo o con el principal objetivo de compensar sentimientos personales de soledad a veces puede llegar a distraernos de nuestra práctica espiritual. Sabemos que nuestro primer y real maestro es el Alma. Es a nivel del Alma que recibimos la formación necesaria para hollar el Sendero y donde nos vinculamos con otros servidores para colaborar eficazmente en el Plan. Con el fin de «escuchar» el entrenamiento que emana del Alma, tenemos que desarrollar la disciplina de la contemplación y la capacidad de aquietarnos, en lugar de enredarnos en el clamor de múltiples actividades externas.

Un componente esencial del arco formativo de la Escuela de Estudios Esotéricos es la guía que se ofrece a los estudiantes a observar los acontecimientos desde el nivel del Alma – es decir, el desarrollo de la capacidad de alinearnos con el centro espiritual y operar en el mundo a partir de ese punto de identificación superior, o come se ha dicho: «estar en el mundo sin ser del mundo». A medida que aprendemos a reconocer esto, también estamos aprendiendo a vincularnos subjetivamente con el grupo en los niveles causales, porque el Alma es conciencia de grupo.

Para muchos de nosotros, el desapego y la identificación con el Alma es un proceso que trae consigo un cambio en nuestras interacciones sociales. A veces amigos y conocidos de antaño, cuyo enfoque es negativo o crítico, desaparecen, mientras se fortalece nuestra vida meditativa y aprendemos a trabajar con la energía de la buena voluntad, tan real como los hechos cotidianos que nos rodean. Algunos estudiantes encuentran esta transición más difícil que otros, dependiendo en parte de la estructura de rayos que posean. Puede ser útil recordar que la soledad de la personalidad es una ilusión cuando se trabaja subjetivamente como parte del Grupo de la Escuela, al interno del cual encontramos el apoyo de la red energética que nos sostiene.

La participación diaria en la secuencia del servicio de meditación y el «reconocer» que el Grupo de la Escuela nos sostiene lo ayudará gradualmente a hacer realidad el vínculo energético subjetivo que nos une en el Trabajo Uno. También damos la bienvenida a quienes deseen desarrollar una participación más tangible a través del trabajo de voluntariado en los distintos ámbitos de la Escuela y a través de la participación en proyectos de servicio.

El Tibetano nos ha enseñado que:

La soledad…una de las primeras cosas que le indican a los discípulos que se están preparando para la iniciación. Es evidente, por lo tanto, que la soledad a la que me refiero no deriva de la debilidad de carácter que rechaza al semejante, ni de una naturaleza desagradable o retraída, tampoco de una especie de autointerés tan ostensible que antagoniza a las personas....

Me refiero a la soledad que se produce cuando el discípulo aceptado se convierte en discípulo consagrado y abandona la vida de concentración en el plano físico, y de identificación con las formas de vida en los tres mundos, hallándose en el punto intermedio entre el mundo de los asuntos externos y el mundo interno de significados. Su primera reacción es de soledad; ha roto con el pasado; abriga muchas esperanzas, pero no está seguro del futuro; sabe que el mundo tangible al cual está acostumbrado debe ser reemplazado por el intangible mundo de valores, implicando un nuevo sentido de proporción, un nuevo alcance de los valores y nuevas responsabilidades. Cree que dicho mundo existe, sigue adelante valiente y teóricamente, pero durante algún tiempo aquel es totalmente intangible; descubre a unos pocos que piensan y sienten como él, y sólo posee en embrión el infalible mecanismo para establecer el contacto. Se está zafando de la conciencia masiva en la cual estaba fusionado, pero aún no [se ha vinculado con] su grupo en el que, a su tiempo, será conscientemente absorbido. Por lo tanto, se siente solo, abandonado y despojado.

Algunos de ustedes sienten esa soledad; por ejemplo, muy pocos han alcanzado la etapa donde se consideran parte definida e integrante del grupo; sólo dos o tres se han dado cuenta – breve y fugazmente – del estrecho vínculo con el Ashrama; su actitud es mayormente de esperanza, acoplada a la idea de que las limitaciones físicas les impiden comprender todo lo que en realidad hay en conexión con sus afiliaciones internas. Pero … ese sentimiento de soledad es sólo otra forma de autoconciencia y de indebido interés en sí mismos, que desaparecerá a medida que progresan en el sendero.

En consecuencia, cuando se sientan solos aprendan a considerarlo como un espejismo o ilusión y una limitación que deben superar. Comiencen a actuar como si éstos no existieran. Quisiera que muchos discípulos aprendieran el valor de actuar «como sí». Por lo tanto, no tendrán tiempo disponible para sentirse solos, porque no lo tendrán para pensar en sí mismos. (DNE2:45-46)