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Bajo la influencia del entrante Séptimo Rayo, tenemos el potencial de concentrarnos mayormente en proyectos de colaboración intergrupal basados en la Buena Voluntad. Anticipando este desarrollo, Roberto Assagioli escribió:
Los individuos y grupos de todo tipo deben ser considerados como elementos, células u órganos, es decir: partes de la vida de un organismo mayor, que incluye a toda la Humanidad. Así, el principio de la síntesis y la tendencia hacia la misma nos lleva de grupo en grupo en círculos cada vez más amplios y hacia la Humanidad como una totalidad integral. La unidad esencial de origen, de naturaleza y de objetivos, y la interdependencia inquebrantable y la solidaridad entre todos los seres humanos y los grupos son una realidad espiritual, psicológica y práctica... A pesar de todos los contrastes, de todas las oposiciones y todos los aspectos negativos, el principio de la interdependencia, de la solidaridad, de la cooperación, de la amistad – es decir, de la síntesis – está ganando rápidamente el merecido reconocimiento. Un número creciente de hombres y mujeres tienen la voluntad de poner este principio en práctica, y están trabajando en ese sentido activamente dentro de los diferentes grupos y en todos los campos. Al externo su actividad puede parecer desorganizada, pero en el plano interno están estrechamente conectados por la dedicación común a una misma finalidad. (Psychosynthesis: Individual and Social, nuestra traducción)
Yendo un paso más allá, podemos reconocer un «organismo superior» más allá de la humanidad –la Vida Una. Al tratar de unirnos a otros grupos esotéricos en un espíritu de colaboración estamos potenciando la afluencia de energía espiritual. La sinergia que resulta de ésta colaboración se traduce en mejores posibilidades de servicio y de actuación del Plan sobre la Tierra.
Cuando hablamos de colaboración, nos referimos a proyectos conjuntos concretos que van más allá de las iniciativas conjuntas de meditación que están ya en práctica, pues tratamos de tomar seriamente la recomendación del Tibetano de ir más allá de la invocación a la «acción tangible»:
Si «la intención masiva» de las personas de buena voluntad desciende del plano mental (donde la mayor parte de la buena voluntad, el deseo, la plegaria y la invocación se «congelan») y se aleja de su fácil enfoque en la vida de deseo del aspirante, la buena voluntad se convertirá en expresión activa y en acto tangible en el plano físico, de manera que el trabajo realizado por medio de la invocación y la plegaria, más la lucha necesaria por la justicia, lo realicen quienes puedan realmente coordinarse e integrarse en los tres niveles y actuar así como un todo. (EXT:280, ed. inglés)
En este sentido, la Escuela desea colaborar con otros grupos para precipitar las energías disponibles en el plano mental y desde la Jerarquía Espiritual ancorándolas en expresiones de buena voluntad en la Tierra, tal como subrayó el Tibetano en referencia al uso de la Gran Invocación:
A no ser que quienes empleen esta Invocación acompañen su expresión con un tipo de servicio definido en el plano físico y así ayuden constructivamente a las Fuerzas de la Luz, sus esfuerzos resultarán inútiles. Sólo la humanidad puede precipitar las nuevas energías que provienen de los Señores de la Liberación y hacer posible su actividad en la Tierra… Las estupendas Potestades internas pueden alcanzar ciertos niveles de actividad y contacto humano, como el plano mental, pero su descendente progreso hacia la expresión, el poder y la manifestación externa, depende del poder de la poderosa atracción de la humanidad. (EXT:279-280, ed. inglés)