El rol que los discípulos deben tener en el cambio social y la expresión de la buena voluntad, de la inclusión y de la no separación es aún tema de discusión. Por un lado, El Tibetano ha dicho sobre el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo:
«Los miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo no pertenecen a partido o religión en particular, no obstante pertenecen a todos los partidos y a todas las religiones; no asumen actitudes ni adoptan posiciones a favor o en contra de ningún gobierno, religión u orden social existentes. No realizan actividad política de ningún tipo y tampoco atacan a un orden existente. No están en pro o en contra del gobierno o la iglesia; no invierten dinero, ni organizan campañas, no envían literatura que podría considerarse ofensiva o que ataca o defiende alguna organización de carácter político, religioso, social o económico. No pronuncian ni escriben palabras que puedan nutrir los fuegos del odio o que tiendan a separar a un hombre de otro o a una nación de otra. Tales miembros se hallan en cada partido político y religión mundial. Representan una actitud mental» (PE2:530).
Por otra parte, el Tibetano ha sido muy crítico con aquellos que no participan activamente en el confronto de las divisiones malignas y destructivas. «Les diré que sus plegarias y deseos son fútiles cuando están divorciados de la acción correcta y poderosa» (EXT:196). Él nos ha advertido que «El trabajo del Cristo ha sido grandemente entorpecido por el dulce sentimentalismo de los cristianos irreflexivos y por los bien intencionados, pero a menudo ignorantes pacifistas pero a menudo no inteligente, pacifista» (EXT:394). Él nos recuerda que «La Jerarquía no es neutral. Está con el correcto elemento de cada nación y contra todas las actitudes separatistas, aislacionistas y materialistas. Tales actitudes impiden la captación de los verdaderos valores espirituales y obstaculizan el desarrollo humano» (DN:31).
En términos de enfoque, «no es por la paz que los hombres de buena voluntad trabajan sino por el acrecentamiento del espíritu de comprensión y cooperación; esto por sí sólo será suficientemente fuerte para derribar las barreras raciales, curar las heridas de la guerra y construir una nueva estructura mundial adecuada a las demandas inteligentes de las masas» (EXT:306). Y se nos recuerda, en relación a nuestra responsabilidad en relación al cambio de actitudes, que «una opinión pública enfocada, determinada, iluminada, es la fuerza más poderosa del mundo. No tiene parangón y ha sido muy poco empleada»(EXT:316).
Alice Bailey escribió:«Hay quienes sostienen que el esoterista debe mantenerse alejado de los acontecimientos mundanos, y que el estudiante esotérico no debe tomar parte en los asuntos de la humanidad, sino estar activo en los reinos espiritual y mental. Si los asuntos del plano físico están fuera de la esfera de influencia de la vivencia espiritual, hay algo fundamentalmente erróneo en la interpretación de la verdad; si el objetivo de nuestro esfuerzo espiritual es establecer el reino de Dios en la Tierra, entonces los acontecimientos del plano físico deben convertirse en la preocupación de las personas espirituales. ¿No será verdad que debido a esta antigua división, entre la vida espiritual y la acción material, las iglesias de todos los países y la vida política y económica del mundo, han degenerado hasta llegar a la terrible situación que la humanidad del siglo XX tiene que enfrentar?» (AI:217).
Sabemos que la vida dual del discípulo implica tanto una práctica de meditación interior como un compromiso con el servicio exterior. Se nos dice: «El conocimiento esotérico no está destinado a impulsar la vida espiritual hacia una mayor y creciente subjetividad; la meta no es llevar una vida más interna y recibir un entrenamiento que lo convertirá en un ser verdaderamente introspectivo y, en consecuencia, en un místico puro. Es exactamente a la inversa; todo lo que el discípulo es esencialmente en los planos internos deberá convertirse en objetivo, así su vivencia espiritual se convertirá en asunto cotidiano» (DNA2:168). Y se nos advierte que: «Una de las primeras lecciones que deben aprender quienes se están entrenando para la iniciación, es la difícil y doble actitud que permite la correcta actividad de la personalidad y el verdadero interés en los asuntos de ésta, y al mismo tiempo impide que nada personal interfiera la vida espiritual subjetiva, el servicio y el entrenamiento preparatorio para la iniciación» (DNA2:104-105).
¿Cómo nos decidimos a hacer nuestra parte para enfrentar las injusticias sociales, a sabiendas que «la voluntad al bien...que es de mayor importancia en este ciclo mundial que la voluntad para la paz» (AE:425)?